CineFórum por el día Europeo de la Mediación 2019


CINEFÓRUM
DÍA EUROPEO DE LA MEDIACIÓN
En colaboración con el Exclamo Ayuntamiento de Salamanca
Coloquio: Asociación Libellus Mediación, Asociación Concierta, Aeccal, Amecyl y Mediarem Salamanca.


MANDARINAS (Mandariinid, 2013)
Director: Zaza Usushadze (Estonia) Duración: 83 minutos.
Nominada a los Oscar y a los Globos de Oro como Mejor Película de habla no inglesa.

Ivo, el mediador anónimo o el pacificador de la guerra de los cítricos. Mucho se podría escribir sobre el perfil de un buen mediador, como son sus habilidades, técnicas o herramientas, pero a veces nos quedamos con lo exterior sin ver lo intangible, lo verdaderamente esencial que puede ser un mediador. Estos valores invisibles que sobresalen de una manera alucinante en Ivo. Esos valores morales, que los refleja con una sencillez y una humanidad que nos refleja aunque no sea una mediación cierta, la esencia de la misma a través de su protagonista.

Debemos aclarar que Ivo no es mediador, pero que reúne por su experiencia, una serie de habilidades y de cualidades que le convierte en un pacificador valioso entre los dos combatientes enfrentados por esa guerra étnica.

Por tanto la labor de mediador anónimo de Ivo se sustenta en los cimientos de la mediación. Es una tercera persona (Ivo), que con su espacio neutral, su imparcialidad y su confidencia y la voluntad de sus huéspedes (proceso) consigue transformar la relación de Ahmed y Nika (problema) en un principio de amistad desembocando en el dialogo (comunicación) que es la pieza clave para que haya una mediación.

Ivo genera una reflexión entre los dos combatientes y logra su acercamiento físico y emocional. A pesar de su diferencias culturales, sociales y religiosas empatizan hasta conseguir mutua solidaridad, perdón y protección por sus vidas.

Las habilidades sociales de Ivo tiene su finalidad en la película, la comunicación verbal con las palabras o la comunicación no verbal, como la escucha activa, calmada que desarma y conquista a los dos soldados para poder expresar sus emociones y opiniones, respecto la existencia del uno y del otro sin perder los nervios, el control, ni la ansiedad y las miradas, que en muchas ocasiones desnudan el alma de Ahmed y Nika. Una mirada comprensiva y acogedora del que atesora una vida llena de experiencias pero también de sufrimiento por la perdida de su hijo.

La mediación por tanto es como las mandarinas, debemos ir poco a poco pelándola, quitándole capas, hasta llegar al fruto, donde esta su sabor. Aquí debemos ir desgajándola despacio, saboreando su jugo, que puede que sea dulce y que ganen las partes, pero también puede ser agria y tengamos que abandonar, pero hay que tener valor y ser abnegados y confiar en la labor del recolector de mandarinas que es el mediador. Porque con su buen hacer seguro que tendremos mediación para muchos años, esto es solo el principio.