CINEFÓRUM
DÍA EUROPEO DE LA MEDIACIÓN
En colaboración con el Exclamo Ayuntamiento
de Salamanca
Coloquio: Asociación Libellus
Mediación, Asociación Concierta, Aeccal, Amecyl y Mediarem Salamanca.
MANDARINAS (Mandariinid, 2013)
Director: Zaza Usushadze
(Estonia) Duración: 83 minutos.
Nominada a los Oscar y a los
Globos de Oro como Mejor Película de habla no inglesa.
Ivo, el mediador anónimo o el
pacificador de la guerra de los cítricos. Mucho se podría escribir sobre el
perfil de un buen mediador, como son sus habilidades, técnicas o herramientas,
pero a veces nos quedamos con lo exterior sin ver lo intangible, lo
verdaderamente esencial que puede ser un mediador. Estos valores invisibles que
sobresalen de una manera alucinante en Ivo. Esos valores morales, que los
refleja con una sencillez y una humanidad que nos refleja aunque no sea una
mediación cierta, la esencia de la misma a través de su pr otagonista.
Debemos aclarar que Ivo no es
mediador, pero que reúne por su experiencia, una serie de habilidades y de
cualidades que le convierte en un pacificador valioso entre los dos
combatientes enfrentados por esa guerra étnica.
Por tanto la labor de mediador anónimo
de Ivo se sustenta en los cimientos de la mediación. Es una
tercera persona (Ivo), que con su espacio neutral, su imparcialidad y su
confidencia y la voluntad de sus huéspedes (pr oceso)
consigue transformar la relación de Ahmed y Nika (pr oblema)
en un pr incipio de amistad
desembocando en el dialogo (comunicación) que es la pieza clave para que haya
una mediación.
Ivo genera una reflexión entre
los dos combatientes y logra su acercamiento físico y emocional. A pesar de su
diferencias culturales, sociales y religiosas empatizan hasta conseguir mutua
solidaridad, perdón y pr otección por
sus vidas.
Las habilidades sociales de Ivo
tiene su finalidad en la película, la comunicación verbal con las palabras o la
comunicación no verbal, como la escucha activa, calmada que desarma y conquista
a los dos soldados para poder expr esar
sus emociones y opiniones, respecto la existencia del uno y del otro sin perder
los nervios, el control, ni la ansiedad y las miradas, que en muchas ocasiones
desnudan el alma de Ahmed y Nika. Una mirada compr ensiva
y acogedora del que atesora una vida llena de experiencias pero también de
sufrimiento por la perdida de su hijo.
La mediación por tanto es como
las mandarinas, debemos ir poco a poco pelándola, quitándole capas, hasta
llegar al fruto, donde esta su sabor. Aquí debemos ir desgajándola despacio,
saboreando su jugo, que puede que sea dulce y que ganen las partes, pero también
puede ser agria y tengamos que abandonar, pero hay que tener valor y ser abnegados
y confiar en la labor del recolector de mandarinas que es el mediador. Porque
con su buen hacer seguro que tendremos mediación para muchos años, esto es solo
el pr incipio.