Devolver al ciudadano el poder para resolver sus conflictos


El pasado jueves día 19 de enero estuvimos presentes en el Aula de Grados de la Universidad Pontificia, escuchando a tres ponentes de muy alto nivel. El título de la ponencia era “Mediación: Conflictos y Encuentros” y donde cada uno nos relató su forma de ver la mediación como una nueva herramienta de solución de conflictos.

La mediadora Anna Vall nos habló sobre “devolver al ciudadano el poder que tiene para resolver sus problemas”. Dijo en su disertación que todo conflicto nos hace decaer nuestra salud, nos enferma el no poder solucionarlo, a veces es perjudicial. Los incidentes, los malentendidos, las malas interpretaciones de algo hacen que escale nuestro conflicto y si podemos hablarlo antes, dialogando, podremos encontrar una solución, pero, - ¿y si no podemos?, -si no podemos, eso nos polarizará, nos volveremos cerrados y lo agravaremos más.


Por tanto, creemos que siempre debemos de acabar delante de un juez para que nos ayude y nos dé la razón, porque tenemos esa sensación de judicialización de las cosas, pero a veces no sale bien. Existe otro método auto compositivo llamado MEDIACIÓN que con la facilitación de un tercero en este caso –el mediador, ayudará a las partes a alcanzar por si mismas un acuerdo.

Hemos avanzado como sociedad, somos más cultos, estamos más formados, y la mediación es un paso más, es un derecho que tenemos los ciudadanos y como tal derecho debe de incorporarse al ordenamiento jurídico y debe ser una herramienta básica para la ciudadanía.

Pero ¿quién tiene el poder de decidir? Si miramos desde la máxima capacidad de decisión a la mínima, observamos que la mediación estará situada entre los puestos de abajo entre la negociación y la conciliación por ser métodos como dijimos auto-compositivos, por lo que resolverán las partes y la fuerza de resolución será el acuerdo que ellos dicten.  A diferencia del arbitraje y la vía judicial que son hetero-compositivos, donde un tercero ajeno, llámese árbitro o juez, resolverá a favor o en contra de nosotros, pudiendo o no ganar el laudo o la sentencia.


Por tanto, creemos que con la mediación tenemos el poder para cambiar, para transformar voluntariamente nuestras controversias por sí mismos y llegar a un acuerdo que nos satisfaga en el futuro, sin depender de ninguna tercera parte que nos resuelva nuestro problema.
¿Y como podemos devolver ese poder a las personas? –Sabemos que cada persona tiene su verdad, su mirada del conflicto, su perspectiva, por lo que debemos escuchar a cada parte, y aunque no sepamos cuál es la verdad absoluta, debemos de escuchar a las dos partes para conocer el mapa mental que cada uno tiene en sí mismo para afrontar su conflicto. Porque no todos lo percibimos de la misma manera y no todos hablamos de lo mismo, el diálogo y la comunicación deben de ser aquí lo más importante.


Una vez enfocado el problema, surge la gestión positiva de las emociones, debemos potenciar todo lo bueno, y aunque será difícil buscaremos como con una serie de técnicas podremos afrontar y empoderar personalmente para que las partes tomen las riendas que les dé la capacidad para tomar una decisión y así gestionar ese conflicto que no los deja continuar siendo ellos mismos.

Llegados a este punto, la mediación debe de empoderar a las partes para que estas reflexionen su futuro. ¿Debemos preguntarles si quieren seguir discutiendo, si quieren seguir cabreándose, malgastando su dinero, o debemos de cambiar de estrategia para que su familia no se resienta?.

Estas son preguntas que motivan al diálogo, que dan protagonismo a las partes y que por tanto lo que buscamos es que ellos potencien su habilidad para decidir. Aquí no vamos a ser inquisidores, ni vamos a dar trato preferencial a una parte más que a otra. Ellos tendrán como hemos dicho la capacidad de decidir y de poder gestionar su conflicto como ellos crean conveniente.

Ponderando esta visión positiva de devolver al ciudadano el poder de decidir sobre sus propios conflictos, hemos de decir hasta la saciedad que somos una sociedad en pleno cambio constante, una sociedad culta, donde muy pocas personas no saben leer, ni escribir, pero que si saben que es lo mejor para ellos. Somos una sociedad cambiante con los tiempos modernos, la mediación ha llegado para quedarse y las instituciones deben de promover, divulgar, fomentar e informar del uso de la mediación como una nueva herramienta básica para que el ciudadano pueda resolver por sí solo sus propios conflictos.