La Asociación Libellus intenta evitar que los conflictos entre dos partes puedan
terminar en juicio, con los gastos que supone para ambas y el
congestionamiento de los Juzgados de Salamanca
El pasado 21 de enero se conmemoró el Día Europeo de la
Mediación con el objetivo de dar mayor visibilidad a este
procedimiento voluntario y legal de resolución de conflictos, alternativo a la
vía judicial, otra forma de solucionar problemas mediante el diálogo. La serie
dominical sobre las asociaciones de Salamanca nos lleva hoy a Libellus
Mediación, surgida en 2015 de forma oficial, aunque llevaba dos años
funcionando para impulsar la mediación tras conocerse sus miembros durante el
proceso de formación para ser mediador.
“Hasta hace
pocos años no se conocía nada, nos decían qué es eso de mediadores”, explican
los miembros de su junta directiva.
Y es que siempre hubo mediación, desde la antigüedad a nuestros días, ya sea de
forma social como en la etnia gitana es la figura del patriarca, ya sea de
forma más profesional a través de abogados que buscan evitar juicios. Pero fue
a partir de 2012 cuando en España se aprueba la Ley Civil y Mercantil de
Mediación, que regula a estos profesionales.
Y es que no todo
el mundo es mediador pese a que intente resolver el conflicto entre dos partes.
“Más que mediar, intermedian”, puntualizan desde Libellus. Así, el mediador es
una persona con formación específica que ayuda a dos partes a que resuelvan el
problema por ellas mismas, ayudan a lograr esa solución. Los acuerdos tienen
validez jurídica, por eso el mediador es un profesional y no todo el mundo
puede serlo. “Hay mucho intrusismo, se puede tener la capacidad, pero son
necesarios requisitos legales para que después el acuerdo tenga validez ante un
notario o un juez”, explica Alvarado.
Porque hablamos de un proceso por el que una persona
independiente e imparcial ayuda a otras personas a conocer el origen de sus
diferencias, a conocer sus causas y consecuencias, a confrontar sus visiones y
a encontrar soluciones para resolverlas, evitando la judicialización del
conflicto. Es, por tanto, un procedimiento económico, confidencial, voluntario
y ágil.
Libellus se
reúne de forma periódica en el Centro Cultural Miraltormes, pero también
disponen de una página web para contactar con ellos, www.asociacionlibellus.es,
perfiles en redes sociales y un teléfono, el 608352158. Su labor también se
traslada a través de talleres y charlas formativas. “La información es gratis,
que la gente consulte, que por lo menos lo intenten, pero los problemas son de
las dos partes, no sólo de una. Somos una garantía e incluso estamos en el
registro del Ministerio de Justicia”.
Tipos de mediación
La más común es
la mediación familiar, ya anterior a la ley de 2012 gracias a normativas
específicas de las comunidades autónomas. De hecho, la Junta de Castilla y León
ofrece un turno de oficio gratuito. Cada vez más parejas recurren a este tipo
de mediación, sobre todo si hay niños por medio e incluso mayores de 65 años a
su cargo. Eso sí, en el caso de los menores el fiscal siempre tiene la última
palabra para decidir si es bueno o no el acuerdo previo.
También están la
mediación penal, derivada del propio Juzgado, y la mediación penitenciaria,
para resolver conflictos en la cárcel. Sobre todo, con asuntos de faltas, es
decir, peleas, insultos, amenazas… Pero esta mediación no llega a descargar los
saturados juzgados lo suficiente porque no se utiliza la sesión informativa
obligatoria. “Se debería poner en el juzgado, que sepan las partes que se puede
utilizar otra forma de resolver problemas de una forma más tranquila y
dialogada, exponiendo todo”, explica Gil.
Por otro lado,
aumenta la mediación escolar, como apoyo en los centros educativos para tener
paz social en las aulas. Esta mediación también sirve como aprendizaje, no sólo
entre alumnos, también entre profesionales. De hecho, se utiliza no sólo para
resolver conflictos, es otra forma de relacionarse, de dialogar, de prevenir
conflictos que puedan surgir en el futuro, como es el caso del acoso escolar,
el denominado ‘bullying’. De hecho, hay centros escolares donde funciona
incluso sólo con alumnos.
Finalmente, está
la mediación comunitaria, pendiente de prestarse en Salamanca, que en otras
provincias sí está desarrollada. Problemas con ruidos, olores, animales…
conflictos del día a día entre vecinos. “Muchos ayuntamientos están
desbordados, se podría evitar la judicialización y enfrentamientos violentos.
En otras ciudades”, explica García.
Así, en otras ciudades se resuelven
con mediación los problemas derivados del ocio nocturno o aquellos con jóvenes
que hacen un mal uso de espacios públicos, por ejemplo, adueñándose de los
parques y sus pistas deportivas. Y es que facilita la convivencia, si se llega
habrá conflicto. En la mediación se puede compartir todo, pero en un juicio no,
depende de si a las partes les deja el juez hablar o no.
Desde Libellus
reclaman una mayor implicación desde las administraciones. “Creemos mucho en la
mediación. Ahora todo se judicializa enseguida y es necesario relajar esa
tensión. Con la mediación se puede lograr, pero no sólo resolver problemas,
también comunicar a tu entorno tu situación para fomentar el diálogo”, concluye Alvarado.
Texto: Raúl Martin. Noticíascyl.com/salamanca
https://www.noticiascyl.com/salamanca/sociedad-salamanca/2018/01/28/mediacion-otra-forma-de-solucionar-problemas-mediante-el-dialogo/